lunes, 22 de junio de 2020

Paseo Taurino Córdoba. Manifiesto + Entrevistas.

El Mundo Taurino se revela
contra el Gobierno 



El mundo taurino, siempre se ha identificado con la prudencia y el temple. Democrático en sus formas y principios, su público, día a día se ganó por ello, en su argot, el calificativo de «el respetable», lo que ya de por sí es más que significativo. Pero se han cansado de ser ninguneados por un gobierno que mira hacia otro lado ante sus problemas, e incluso permite que sean insultados y despreciados por grupos minoritarios que viven del estado sin haber aportado nunca un duro al mismo, y revelados ante tales injusticias, junto a sus ídolos, gritan ¡basta, ya! 

Domingo Echevarría.
Córdoba, 19 de junio 2020
Hablando de injusticias 

Traemos aquí algunas de las bellas palabras que, el día anterior, III Aniversario de la muerte de Iván Fandillo, dedica la periodista Rosario Pérez, al héroe caído, en su artículo

 «Carta a Iván Fandiño, un rebelde con causa» 




“Qué fea la vida en la tierra en el año más extraño. Han muerto muchos, algunos de ellos le seguían a usted por las plazas. La muerte: esa es la gran verdad de este 2020, aun con las cifras bailando su último vals. Muchos no han podido despedirse ni de los suyos. Usted, torero, tampoco pudo…
“El mundo ha sufrido una cornada terrible, una pandemia que ha retratado el silencio más cruel. Qué rara la vida por aquí abajo. Dicen que todo ha cambiado…” –continua Rosario Pérez, en su emocionante artículo-. Cuando lo leía, me parecía que también se dirigía a nuestro amigo y aficionado, Pepe Uruburu, recientemente fallecido, y a tantos buenos aficionados que ya no están entre nosotros.

Vuelvo a las sentidas palabras de Rosario a Fandiño, para que sirvan también aquí de recuerdo al gran torero:
“… Y qué cruda y rara una temporada sin temporada. Qué feo pinta para el mundo del toro. Aquella inquisición que ya latía en 2017 se ha hecho más fuerte en este 2020. Los puñetazos a la Fiesta llegan desde todos los lados del ring, desde la esquina política a la esquina de la prostitución animalista. Un ataque feroz y sin respeto que ha hecho que los aficionados -una vez más los aficionados- recorran las calles pidiendo que cese la intolerancia frente a un arte que es cultura, sí, pero que sobre todo es PUEBLO, sol y sombra. Porque el pueblo, unos cuantos de miles -otros están ya hartos de lo de fuera y lo de dentro-, se ha echado a la calle para clamar libertad. También las figuras, los no figuras, las cuadrillas, ganaderos y pocos empresarios. Pero sobre todo los aficionados, tan vapuleados tantas veces y otra vez dando la cara, especialmente esos aficionados del pueblo, tan olvidados...” 

El mundo taurino ha explotado 

Se ha cansado del trato que recibe de un gobierno asustado por una minoría de enemigos de la libertad, formado por adolescentes emocionales, feministas y otros movimientos antisistema, que como se ha referido, nunca han aportado un solo euro a las arcas del estado, pero que viven sin dar un palo al agua entre las subvenciones que les da la propia
Administración para tenerlos contentos y, de paso, les haga el trabajo sucio; más otras ayudas que le caen «del ala» de las multinacionales del espectáculo, de la alimentación, de los accesorios para las llamadas mascotas, un negocio mundial que mueve más de 20.000 millones de dólares al año. 



Los taurinos, conocedores de lo que la fiesta de los toros ha aportado a la historia y a la riqueza cultural de España, han explotado con toda la razón, aunque tarde.
Cuenta Francisco López Barrios, escritor, periodista y novelista, en su artículo 

«Animalismo, nazismo e izquierda»


“… Lo más probable es que un animalista del común ignore que Adolf Hitler y su lugarteniente Himmler publicaron las primeras leyes animalistas del continente europeo. Ambos, siguiendo la inspiración de locuelos posdarwinistas como Davenport o Madison Grant, creyeron a pies juntillas en la igualdad de animales y personas, que es el primer paso para tratar a las personas como animales”.
Señala también López Barrios: “Hitler, cuando terminó de leer «La Caída de la Gran Raza», de Madison Grant, dijo: “Este libro es mi Biblia”. Y en un rapto de sinceridad animalista le confesó a uno de sus ayudantes favoritos, el arquitecto Albert Speer, que su perra “merecía vivir mucho más que la mayoría de sus partidarios, e incluso que el propio pueblo alemán”.
Es increíble, que este gobierno, conociendo (demos por bueno que sea así) la riqueza histórica de la tauromaquia y los millones de euros que aporta a las arcas del estado, trate y permita el desprecio que se le da a este colectivo, protegido además por ley, como Patrimonio, y obligado a su ayuda y promoción. Un colectivo, que como se ha dicho, siempre ha sido modelo de comportamiento y respeto, frente a otros colectivos que, desde su existencia, solo han creado problemas al mismo y a los ciudadanos, tanto de orden público como de otro tipo, dando lugar, incluso, a la pérdida de muchas vidas humanas, permitiendo, además, que sus responsables, con penas de muchos años de cárcel, sean homenajeados y tratados como héroes, sin respeto alguno a los familiares que los lloran. Y ¡para colmo!, ante hechos de este tipo, el colectivo taurino ha de soportar que se les trate de asesinos, por mantener vivo el espectáculo más impresionante del mundo occidental, admirado no solo por españoles, también por italianos, franceses, portugueses, americanos y miles de simpatizantes más, en otros muchos rincones del mundo.
Nada tiene la fuerza arrolladora de la fiesta de los toros. Prueba de ello, que la plaza de toros de “Las Ventas” de Madrid, mantenga, durante la feria de San Isidro, una media de asistencia de 20.000 espectadores, durante treinta tardes seguidas. Y no entramos en otras plazas como Sevilla, Valencia, Pamplona o Bilbao… 

Algunos datos económicos 

Los datos económicos procedentes de fuentes oficiales son demoledores:
A los espectáculos taurinos acuden 40 millones de personas al año en España, englobando a todo el sector (festejos menores, encierros, etc.).
Comparando con el cine y el teatro, ambos deficitarios, por lo que subsisten con las ayudas del gobierno, tenemos:
El cine español (13 millones de espectadores) facturó 104 millones de euros en 2009 (80 en 2010). Es decir, menos de un tercio que los toros.
La taquilla del teatro (15,5 millones de espectadores) fue de 65 millones de euros en España en 2009. Cinco veces por debajo de la taurina.
La Tauromaquia es el primer acontecimiento cultural de masas, en España. Su recaudación anual asciende a 208.877.623 euros.
La contribución directa de los toros a la economía española es de 422.798.548 euros.
Los espectadores foráneos que acudieron a algunas localidades a ver toros gastaron en ellas 361.130.848 euros, que beneficiaron, sobre todo, a hoteles, transportes y empresas de restauración.
El aumento de la producción, como consecuencia de los toros, se valora en más de 800 millones de euros.
Por cada euro ingresado de forma directa en la Fiesta, se generan 2’8, en el sistema económico.
El impacto económico total en 2013 fue de 1.604.216.934 euros (el 0’16 del Producto Interior Bruto del país).
Se estima que una semana de toros genera, en una ciudad, 5’8 millones de euros.
San Isidro genera 61’8 millones de euros; San Fermín, 26’2 millones; la Feria de Abril, 17’9 millones. 


Una huella económica tan relevante, lograda sin apenas apoyo gubernamental, constituye una notable excepción en el panorama cultural español. Los toros son un ejemplo excepcional de industria cultural rentable, para la sociedad y para el Estado. 

Ante tal evidencia ¿En qué piensa el gobierno? 

En España, a los festejos taurinos y a todo el mundo que le rodea se le llama «La Fiesta Nacional» por la identificación tan arraigada que este país tiene con la fiesta de los toros. A pesar de ello, siempre ha tenido sus detractores, por lo que, en muchas ocasiones, en su larguísima historia, se intentaron prohibir y, en otras, las menos, sí se prohibieron con algunas limitaciones, pero siempre salieron a flote, porque hubo consejeros inteligentes que sabían lo que era bueno para el pueblo y conocían su fuerte arraigo en el mismo. Algo que, desgraciadamente, hoy no ocurre, pues el país se encuentra en manos de un gobierno que viene demostrando, desde sus inicios, estar más inmerso en cómo poder mantenerse en el poder que en gobernar para solucionar los verdaderos problemas de los ciudadanos. 

Algunos datos históricos sobre las prohibiciones 


Un primer intento de prohibición la encontramos en tiempos de Isabel la Católica. Su confesor, fray Hernando de Talavera, solicitó a la reina la prohibición de las corridas. La reina, inteligentemente, se opuso, no porque fuese aficionada a los toros sino por los problemas que sabía que iba a encontrar entre sus súbditos.
Otro caso de inteligencia en los consejeros fue cuando, los prelados españoles se mostraron remisos al promulgar el Papa Pío V, en 1567, la Bula De Salutatis Gregis Domini que prohibía las corridas por ser “cosa del demonio, ajena a lo cristiano, debido a la gran cantidad de muertos, heridos y lisiados que provocan”. Felipe II, inteligentemente, le dio solución diciendo: “Que se lidien vacas”, y así se hizo en las fiestas de su matrimonio con Ana de Austria, ya que, dicha Bula, hacía mención a los toros y no a las vacas. 




he incluso pagó espectáculos de su propio bolsillo y llegó a conceder pensiones vitalicias de 200 ducados anuales a los varilargueros Juan Martín “El Pelón” y a Juan Santander, y de 100 al espada Juan Rodríguez, padre del célebre Joaquín Rodríguez “Costillares”, por su participación en unas corridas
organizadas en su honor en la plaza del Mar de Ontígola, de Aranjuez, en 1734”.
Hoy, son los grupos antitaurinos de izquierda los que amedrantan a un gobierno sin criterio, para ayudar a conseguir los intereses de sus gobiernos autonómicos, a cambio de subvenciones de las que viven sin dar golpe, con el dinero de todos, formando parte de él, los impuestos que ingresan los que se juegan la vida, mientras son insultados y agredidos con el beneplácito de quienes tienen obligación de defenderlos. ¡No es de recibo!


Ayer, Córdoba, como otras muchas ciudades lo han hecho ya, “plantó cara” de firme. Y es que, podemos aludir al refrán “Cómo estará Córdoba cuando Sevilla no quiere trigo”. Una ciudad pacífica, cansada de aguantar muchos años las consecuencias de ser regida por partidos políticos contrarios al gobierno central y del olvido de su televisión autonómica, también estalló por tanta injusticia, y como capital del Califato Taurino, dolida en lo más profundo de sus entrañas, con su V Califa al frente, se echó a la calle con todo su elenco taurino, para defender el pan de los profesionales del toro, profesión que le ha dado fama e identidad en el mundo entero.
Junto a Manuel Benítez «El Cordobés», todos sus paisanos, compañeros de profesión, tanto los doctores en tauromaquia como los novilleros, alumnos de las Escuelas Taurinas de Córdoba y Écija, y demás sectores taurinos: ganaderos,
subalternos, picadores, mozos de espadas, mulilleros, monosabios… Todos los afectados por la crisis provocada por la pandemia que nos asola, para decirle al gobierno, que no merecen estar excluidos de las ayudas que les niega, tan necesaria para afrontar sus necesidades familiares. Expresando su apoyo también, la Federación de Peñas Cordobesas, con su presidente Alfonso Morales al frente; entidades taurinas de Córdoba y provincia, e incluso peñas de pueblos limítrofes, como fue el caso de la emblemática Peña «Curro Romero de Écija» con su presidente Fernando Atenciano y demás socios, mostrando la pancarta que apoyaba la reivindicación: “La Tauromaquia también es Cultura”. Tampoco faltaron los representantes de los festejos populares y del mundo del caballo, entre los asistentes, así como simpatizantes del mundo del toro de todos los sectores sociales, que sobrepasaron el medio millar. 


El acto fue sumamente emotivo. Así lo vieron también las comunidades de vecinos que, tanto en ambos lados de las aceras como desde los balcones, aplaudían y hacían ondear las banderas de España y dedicaban vítores y frases de cariño a la comitiva.
Llegada la manifestación a la Plaza de Matías Prats, procedente del coso de «Los Califas» José María Montilla, decano de los toreros cordobeses, pronunció unas palabras aludiendo a la injusticia y, tras ellas, las del V Califa, Manuel Benítez, de apoyo a sus compañeros y señalando el trato injusto a la profesión que se manifiesta y divulga sin pudor ni respeto. Apuntilló Agustín Castellanos “El Puri” con la entrega le caracterizó como torero. Alumnos de la Escuela Taurina de Córdoba, también pidieron respeto y libertad para poder continuar con su sueño de llegar a ser un día figuras del toreo, y lo orgullosos que se sentían de los grandes
valores que les han inculcado sus profesores y demás colaboradores que dedican su tiempo para hacer de ellos futuros toreros y hombres de provecho.


José María Tejero y Rafael Rosa.

Finalmente, el gran subalterno cordobés, Rafael Rosa, uno de los principales impulsores del acto, expresó su descontento y pidió también el respeto y la atención que merece su profesión, como parte importantísima de la cultura e identidad de España, en nombre de todos sus compañeros, y que terminó con sentido ¡Viva España! coreado desde el fondo del alma por todos los presentes.


Un hermoso y emotivo acto, amenizado por la banda de música del coso de «Los Califas» "Cristo del amor".
Desde aquí felicitamos a la organización y agradecemos la asistencia y el apoyo de todos los cordobeses y foráneos que mostraron su pasión por la fiesta de los toros, y pedimos al gobierno que decline su desidia por esta profesión, y que no consienta que la mancillen los que quieren destruirla, junto a sus malintencionados designios para nuestra querida España.

Fotografías:   JOSE LUIS CUEVAS






Representantes de la Peña Taurina y Cultural de Bujalance, Córdoba.

VIDEO REALIZADO POR RAFAEL CABELLO


PINCHE EL ENLACE
https://youtu.be/lzIYcvoDg48


VIDEO REALIZADO POR RAFAEL RISQUILLO

                    

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