domingo, 31 de enero de 2021

 RAFAEL SÁNCHEZ SACO, UN COMPENDIO DE LA TORERIA CORDOBESA



La Tertulia Taurina El Castoreño del Real Círculo de la Amistad  expresa su dolor por la desaparición de Rafael Sánchez Saco, del Barrio de Santamarina, torero de los pies a la cabeza, porque, además de lo realizado en su brillante Aunque breve carrera en los ruedos, Rafael fue un compendio de la historia del toreo cordobés por llevar sangre torera por los cuatro costados:

me puse en una ocasión a trazar un árbol genealógico de los Sánchez Saco, y me tuve que rendir. Para hacernos una idea, sólo por el apellido, Saco me aparecían los cuatro Califas clásicos del toreo, incluido Machaquito. Y es que Santa Marina, cuando nació Rafael, era un gueto taurino en el que los toreros se casaban con hijas, hermanas, nietas, sobrinas y primas   o, al menos, cuñadas de toreros. Los Fuentes, los Flores, los Bejarano, los González... todos eran familía.

Hasta llegaron de fuera  a los Saco apellidos tan resonantes como el de los Parra.

La carrera de Rafael fue breve, pero tuvo hechos llamativos: la primera vez que siendo  niño, años cuarenta, se puso delante de una becerra fue en una ganadería sevillana bajo la mirada del maestro Pepe Luis Vázquez, a quien le agradó el estilo del niño cordobés, que asistía al tentadero con Machaquito III, sobrino del Califa.

Al poco tiempo, repitió Rafael la experiencia, esta vez en la finca cordobesa de la Condesa de Artaza y ante Antonio de la Haba Zurito, Gitanillo de Triana y Manolete. Este le cedió unos muletazos en una vaca, y cómo estuvo Rafael, que el Califa le dijo: "Quédate a mi lao, que vas a torear la siguiente mía". Se iniciaba entre sonrisas la carrera de un novillero al que todo le salía bien:  en su presentación con caballos  en Córdoba, año 1950, con los dos colosos de la novilleria Julio Aparicio y El Litri. Julio cortó dos orejas, Litri, tres y un rabo y Rafael Sánchez Saco, cuatro orejas y dos rabos. Su primer partidario parecia ser el Todopoderoso 

Pero el hombre propone, Dios dispone, y sale el toro y lo descompone: en una temporada inmediata, sufre una gravísima cornada en Barcelona. Los doctores salvan su vida, pero no su pierna, que queda inútil para torear.

Pero decía antes que Rafael Sánchez Saco era un compendio de la tauromaquia: sus hermanos Manuel, Paco, José, Fernando y Antonio  se vistieron el traje de luces en diversos escalafones. 

Seis hermanos, seis toreros. Ninguno se hizo rico en los ruedos, pero dejó su estela y luego encauzaron sus vidas  con buen resultado económico, familiar y social. A todos ellos y al resto de la familia reitera está Tertulia su más de sincera condolencia.

Pero a titulo personal, me permito enviar un abrazo a Manolín Sanchez Saco, a Paco Sánchez Saco, gran torero de plata y pintor aficionado,  a Antonio El Tato, el menor de los hermanos y gran guitarrista aficionado,  y a sus primos Fernando Saco, hijo de El Pelu, y  Agustín Parra Parrita, todos ellos de mi generación. Y no sigo con los jóvenes, porque estoy apretando los labios viendo la foto que me  manda Domingo Echevarría, fiel reflejo de la extrema bondad de Rafael Sánchez Saco.

José María Portillo Fabra

Presentación de la Tertulia Taurina El Castoreño del Real Círculo de la Amistad

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