martes, 29 de noviembre de 2022

 

José Santiago 'Beethoven', músico de Córdoba: «Seguiré tocando la guitarra hasta el final»

ENTREVISTA

El guitarrista, fundado de La Banda Sureña, lleva casi 60 años en los escenarios y ha recorrido casi toda España actuando en ferias y verbenas


José Santiago, en su sala de ensayos ÁLVARO CARMONA

14/08/2022 a las 00:30h.

El señor que tienen en la imagen es memoria viva de la historia musical de Córdoba. No ha abierto telediarios ni ha vendido millones de discos. Pero ha sido maestro de maestros y es el único superviviente que ha logrado resistir casi 60 años encima del escenario de forma ininterrumpida. Empezó con la bandurria y se matriculó en el Conservatorio para estudiar violín. Hasta que un día encendió la tele, descubrió a Elvis, se rindió ante los Beatles y sucumbió al talento de Eric Clapton. Compró su primera guitarra eléctrica a plazos por 1.500 pesetas. Y se subió por primera vez a un escenario en Villaviciosa. Tenía 16 años. Desde entonces, su vida ha sido un carrusel de conciertos, ferias, verbenas, discotecas, bandas, orquestas y miles de kilómetros de carretera. Su biografía es la biografía de la Córdoba de los guateques en aquellos años irrepetibles de los sesenta. Con ustedes, José Santiago «Beethoven».

-Usted es arqueología del rock cordobés.

-Soy el más antiguo de los que quedan en activo. Hace seis años que lo dejé profesionalmente y ya lo llevo en plan informal con mi grupo Guateque. Empecé en el 63 o 64 y llevo 60 años ininterrumpidamente viviendo de la música.

La sala de ensayo que aún conserva a tiro de piedra de Carlos III es todo un museo de arqueología de la música pop. Las paredes siguen empapeladas de carteles de conciertos avejentados y roídos por el tiempo. Hay verdaderas joyas en papel de los años sesenta y setenta. Beethoven adquirió el local en 1977. Hace exactamente 45 años. Y ahí permanece intacto como un santuario del rock y de su propia trayectoria profesional.

A los 18 años, José Santiago «Beethoven» (Córdoba, 1948) dejó definitivamente la platería y se enroló en el grupo Las Manos. En octubre de 1969, metieron todos los instrumentos en una furgoneta y se fueron a Madrid a «triunfar». Eran los años en que Los Brincos y Los Pekenikes hacían furor en una generación a punto del despegue. De la capital de España se fueron a Bilbao. «Estaba muy bien pagado y había trabajo para todos los días», rememora «Beethoven» sentado en una banqueta negra.

Se le cruzó la mili y se tuvo que venir para Córdoba, donde montó Flor y Nata. En 1972 y 1973 volvió al País Vasco atraído por las mejores condiciones económicas. Y allí contactó con el grupo granadino Pica Pica, que le ofreció tocar en la Costa del Sol, donde entonces vivía su novia. En el 74, regresó a Córdoba y se unió nuevamente a Flor y Nata. Entre medias, constituyó el grupo Trinidad. Y en 1980 fundó, junto a Paco Récord, la Banda Sureña, el proyecto más sólido de su longeva carrera.

«A mí me hacía toda la ilusión ser músico y famoso como los que veía en la tele»

José Santiago

Músico

-En la España de los sesenta, los pobres soñaban con ser toreros para escapar del hambre. ¿De qué querían escapar los músicos?

-A mí me hacía toda la ilusión ser músico y famoso como los que veía en la tele. Era la ilusión de mi vida. ¿No llegó aquello? Bueno. Con vivir de la música ya me conformo. Si hubiera llegado el éxito, bien, y, si no, también. La música ha sido lo mejor del mundo.

-¿Usted también quiso ser Jimi Hendrix?

-No. Yo lo imité como imitaba a los Cream, a Eric Clapton, a Pink Floyd o a Led Zeppelin. Y se trataba de imitarlos lo mejor posible.

-¿Ha tocado muchas canciones que no le gustaba tocar?

-Quizás alguna. A mí no me daba rabia tocar pasodobles como a muchos otros músicos. Si te mentalizas de que eres un músico comercial y de feria tienes que tocar lo que te pidan.

-Usted lo asumió.

-Totalmente.

-Sin frustración.

-Ninguna. Había que tocar el Kazachok, el Bimbó, King África, Ricky Martin, Bisbal y lo que hiciera falta. Todo lo que se vendía, ahí estábamos nosotros. Por suerte, ya lo he dejado porque el reguetón lo ha estropeado todo.

-Usted no puede con el reguetón.

-Imposible.

-Iba para violinista y se le cruzaron los Beatles. ¿Qué le debe a Lennon y McCartney?

-Mucho. Fue la ilusión que me hizo ir a los guateques. Se juntaban unos pocos con un picú y los Beatles era lo que más se ponía. Y Elvis.

-Dígame la canción de su vida.

-Me gustó mucho tocar «Samba pa ti», de Santana, que también fue un gran referente para mí. Y «Con su blanca palidez», de Procol Harum.

-Compró su primera guitarra, que le costó 1.500 pesetas, a plazos.

-Mi padre me ayudó y yo daba clases de guitarra ya a los niños. Cobraría dos o tres duros por clase.

-¿Cuántos bolos tiene en su calendario?

-Imposible saberlo. Miles y miles. Imagine: sesenta años a cien bolos al año.

-Se conoce España de memoria.

-Galicia es la única parte de España en que no he tocado.

«Beethoven» ha compartido cartel con bandas de primer nivel y artistas consagrados. La nómina es interminable. Desde Rita Pavone y Juan Pardo, hasta Lole y Manuel, Manzanita o Alberto Cortez. El rock urbano de los setenta arrolló al pop de los sesenta mientras que la movida se merendó poco después al rock urbano; y ahí estaba siempre «Beethoven» en cualquiera de sus marcas. Fueron años espléndidos. Plagados de conciertos junto a Leño, Obús, Barón Rojo, Bloque, Asfalto y tantas bandas inoxidables que hoy descansan en el Olimpo del rock nacional.

-¿Qué es el escenario para «Beethoven»?

-El salón de mi casa. Me sentía muy cómodo. Me fastidiaba más cuando tenías que compartirlo con gente famosa. Por ejemplo, con Mecano. No podías probar el equipo hasta que ellos terminaban porque no te dejaban poner nada en el escenario. Nunca hemos ido de figuras. Nosotros hemos ido de currantes.

-Y se han topado con algunos divos.

-Sí. También. Gente que se ha creído más de lo que son. No quiero decir nombres.

El músico posa para la entrevista delante de unos carteles antiguos ÁLVARO CARMONA

-Manuel Martínez, el vocalista de Medina Azahara, dijo de usted: «Es el padre musical de todos los rockeros de Córdoba». ¿Algo que añadir?

-Empecé muy pronto y he tenido bajo mis alas a muchos componentes. Antes que yo había otros y yo aprendí de ellos. Como, por ejemplo, Los Giovanes, Los Momias, Blue Ángel o Los Naipes.

-Medina Azahara se formó en 1979. La Banda Sureña en 1980. ¿Por qué no se subieron al tren del rock andaluz?

-Quizás porque no nos gustaba tanto. Nuestro cantante componía mucho pero iba más con otro tipo de música más pop, tipo movida madrileña. Éramos más rockeros y sinfónicos.

-¿La Banda Sureña ha sido más que una banda?

-Ha sido una gran banda durante 40 años. La que más años ha estado en Córdoba funcionando y la que más ha viajado.

-¿Qué feria le falta por conocer?

-La de Zuheros. En todas las demás, he repetido hasta cuarenta o cincuenta veces. Hemos tocado en ferias de Sevilla, Huelva, Granada, Cádiz o Jaén. Y en Badajoz hemos tocado en la mitad de los pueblos. ¡Y tiene más de 200!

-¿Reivindica la música de verbena?

-Sí. Hemos tocado en muchas verbenas, aunque se han perdido ya. Se promocionaba muy bien y los grupos tenían trabajo. Las peñas han desaparecido y el Ayuntamiento no apuesta ya por las verbenas.

-Mick Jagger. 79 años y nueva gira mundial. ¿Temeridad o milagro?

-Es casi un milagro. El hombre se ha cuidado mucho. Parece que está metido en alcohol. Y ahí está: corriendo, saltando y cantando. Como Paul McCartney. Increíble lo que hacen. Y da gusto verlos.

-¿Morirá en un escenario?

-Yo pienso estar tocando la guitarra hasta el final y mientras me dejen. Ya lo llevamos en plan informal y tocamos en cosas sociales.

-¿Qué ha sido la música para usted?

-Mi vida. Gracias a la música conocí a mi mujer en la verbena de San Pedro, en la Plaza de Aguayos. Mis hijos también han estado metidos en esto [su hijo Nacho es baterista de Medina Azahara]. Y mis cuñados. Y yo estoy muy orgulloso de haberme dedicado a la música.

-Nunca le tentó componer.

-Con La Banda Sureña, al principio, compusimos bastantes temas. Llega un momento en que tenías que tocar temas de otros para que la gente vaya a verte. Si no tienes un buen lanzamiento, ¿de qué te sirve tener veinte o treinta canciones guardadas en carpetas?

-¿Qué sueño se le ha quedado en el tintero?

-Mi meta era llegar donde he llegado y vivir de ello. En la música he conseguido lo que quería. Eso sí: nunca he tocado en el Festival de la Guitarra.

-Nunca es tarde.

-Pues ahí queda dicho para el organizador.

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