martes, 22 de noviembre de 2022

 Los escritores taurinos del siglo XIX.-

En mi última visita a la capital de España (Madrid), logré hacerme de un libro sumamente interesante del que creo, que una gran parte de los aficionados a la Fiesta de los Toros ignoran su existencia. Su contenido trata de aquellos escritores del siglo XIX que vivieron la afición de nuestra Fiesta como cronistas, revisteros o periodistas…escritores al fin y al cabo de libros en todas sus facetas.

Que duda cabe, que la historia de la Literatura española tiene, una deuda de siglos con aquellos escritores taurinos. Sus nombres, cuando son conocidos, engrosan las páginas y los diccionarios de la Literatura general, sin resaltar como específica esta faceta. Y, además, podemos afirmar, sin ninguna duda, que esa afición fue la que le dio sentimiento a su pensamiento y poesía a sus formas.

Los más notables son:

D. José de la Tixera.-

Aunque el tiempo, como en tantas ocasiones, ha cubierto en silencio los datos de su nacimiento, sabemos que escribió de toros durante el reinado de Carlos IV…y aún más, que sus escritos son anteriores al famoso Motín de Aranjuez.

Se le atribuye la obra titulada la "Tauromaquia" o ¡El arte de torear! Escrita bajo la inspiración del célebre maestro, José Delgado (Pepe Hillo). Suya también la "CARTA", escrita el 13 de mayo de 1801, dos días más tarde del trágico suceso de la muerte del torero, en la que relataba su cogida y muerte, de la que se hicieron tres ediciones en Barcelona.

Pero su obra más notable es, tal vez, "Las Fiestas de los toros".

Un manuscrito que se editó muy posteriormente, 1894, y del cual se imprimieron, en papel de hilo, tan solo veinticinco ejemplares. José Tixera dedicó este libro al Marqués de las Escalonas, y parece que fue escrito para satisfacer las peticiones de importantes caballeros aficionados al Arte de torear. Hace en él una apología de la Fiesta de los Toros y señala los medios que debían adoptarse para perfeccionar su arte. Tiene noticias históricas de notables lidiadores y una curiosa referencia a las causas por las cuales, entiende, que no son tan breves los toros de América como los de la Península.

Todas las crónicas hablan de él como un mecenas de los lidiadores y muy amigo de Pedro Romero. Puede afirmarse que fue uno de las taurófilos más caracterizados de los inicios del siglo XIX.

D. Federico Mínguez "El Tío Capa".-


D. Federico Minguez "El Tío Capa"

Nació en Madrid, en 1852, y fue empleado del Ayuntamiento de la Villa y Corte desde 1871. La afición a los toros la heredó de su padre quien, desde muy niño, le llevaba a presenciar la corridas en la vieja plaza de Madrid y a quién acompañaba también a las tertulias del café de la antigua Iberia, dónde "cucharistas" y "cayetanistas" primero, y "tatístas" y "gordistas" después, sostenía interminables y apasionantes discusiones.

"El "Tío Capa" escribió, durante 18 años, la revista de toros para La Correspondencia de España, durante el último tercio del siglo XIX. Cooperó también durante algún tiempo, como cronista taurino de El Globo. Colaboró igualmente en una publicación novelada llamada "La Chaquetilla Azul" que escribieron en "El Toreo Cómico" durante el año 1888, un capítulo cada uno, los más prestigiosos escritores taurinos de entonces. Fue autor, en colaboración con J. Adán Benet de un libro titulado "Curiosidades taurinas", en la que se relatan, en prosa y verso, una colección de curiosas anécdotas.

Fue amigo de "Frascuelo", Mazzantini y de "El Espartero", de quién fue apoderado durante algunos años. Intervino en una polémica con D. Luís Carmena y Millán, tanto por el sorteo de los toros, que se implantó por entonces, cómo, sobre todo, por la fobias y filias que despertaba "El Guerra".

"El "Tío Capa" fue partidario de los que posteriormente se dieron a llamar "Toreros macho". Algo que es, como se sabe, más eufónico que real entre los verdaderos aficionados.

Fuera de la literatura taurina escribió: "Descripción geográfica del Imperio de Marruecos", "Tratado de Estadísticas", "Apuntes de Geometría" etc… Murió en Madrid en 1917.

D. Serafín Estébañez Calderón "El Solitario".-


D. Serafín Estebañez Calderón. "El Solitario".

Serafín Estébañez Calderón, conocido también como "El Solitario", nació en Málaga, en el seno de una familia aunque distinguida, escasamente tocada por la diosa fortuna.

Comencemos por señalar que fue tío del famoso estadista D. Antonio Cánovas del Castillo, quién se ocupó con cierto detalle de la personalidad literaria de su tío, en su obra EL SOLITARIO Y SU TIEMPO.

En un resumen muy apurado podríamos decir que "El Solitario" fue político, diputado, conspirador, novelista, historiador, poeta, docto arabista, gran bibliógrafo… y periodista, y, como tal sumó a sus actividades la de revistero taurino para los periódicos El Correo Nacional y El Corresponsal, desde 1839 a 1844, con artículos de marcado sabor clásico, como el denominado "Toros y ejercicios a la jineta", incluido en su libro: ESCENAS ANDALUZAS, título más que suficiente para incluirle dentro del elenco de escritores taurinos del siglo XIX, cuyas pinceladas biográficas van prestigiando el artículo, en que se detallan de forma gráfica y magistral, el origen y desarrollo de las fiestas de toros, dentro de ese tono costumbrista que ya había cultivado, junto también, al gran Mesonero Romanos, en la Revista CARTAS ESPAÑOLAS, que fundaron ambos en 1831, con una vida tan efímera que en nada se corresponde con su valor literario. Su obra inédita "El doctrinal del folletinista de toros", mereció los más encendidos aplausos de Cánovas del Castillo, que la calificó de "obra verdaderamente preciosa por lo ingenioso y regocijado del fondo y lo exquisito de la forma". Sin salirnos, como es casi obligado, de esta faceta taurina, decir que "El Solitario" hizo las anotaciones a las célebres Cartas que escribiera el diestro Pedro Romero a su amigo D Antonio Moreno Bote y Acevedo. taurófilo de pro, y boticario en la Carrera de San Jerónimo de Madrid. De esas anotaciones se valió el notable escritor Luís Carmena Millán, quién las incluyó en su libro Cosas del pasado y que han sido la mejor fuente para adentrarse en la biografía del gran maestro de Ronda.

No podemos terminar estos abreviadísimos apuntes, sin resaltar su enorme valor literario en todas sus facetas, al margen de nuestra fiesta de los toros. Desde la poesía a la novela. Desde la ya repetida prosa costumbrista a la satírica. Con una erudición indiscutida que, en el ámbito más popular, le lleva a profundizar en la historia de su música y de su poesía, llegando incluso a reunir un interesante Romancero castellano, fruto de esa nunca bien ponderada vena costumbrista y de su facilidad para la letrilla mordaz al más puro estilo de Góngora y el propio Quevedo como se encargaría de resaltar Cánovas del Castillo.

"El Solitario" murió en Madrid el 5 de febrero de 1867.

D. Manuel Fernández y González.-


D. Manuel Fernández y González.

Este novelista autor dramático y poeta, nació en Sevilla el 6 de diciembre del 1821, y murió en Madrid en la noche del 5 al 6 de diciembre de 1888. Su primer libro de poesías lo pública a los 14 años y, con apenas 17, aparece en 1838 su primera novela titulada "El doncel de D. Pedro de Castilla". De su prodigiosa fecundidad literaria podríamos decir lo que el propio Rubén Darío dijo de sí mismo en aquella hermosa frase: "cuando una musa me da un hijo quedan encintas las otras ocho". Esta extraordinaria fecundidad fue, sin duda, su peor enemiga al supeditar en muchos casos la calidad a la cantidad. Cuentan a este propósito que, cuando su mentores y aprovechados editores le pedían un nuevo original, le decía con su habitual gracejo: "De que lo quiere Vd., de historia, de guante blanco, de bandidos…? Y en base a esto se establecían los emolumentos.

Pero si le traemos hoy a nuestro escaparate de autores taurinos del siglo. XIX, es para recordar su faceta como escritor y amante de la fiesta de la fiesta de los toros. En 1879 publica su libro "Las glorias del toreo", en la que pretende divulgar las biografías de diestros notables: Juan y Pedro Romero, "Costillares", "Pepe-Hillo", Jerónimo J. Cándido, Curro Guillén, "El Morenillo", Juan León, "El Sombrerero", R. Miranda, F Montes, "Cúchares", "El Chiclanero" y "Pepete I". Dentro de sus 581 páginas, fiel a su fantasía, teje una novelada historia amorosa, de la que es protagonista el propio Goya. Y es la fantasía, ciertamente, lo que prevalece, en su obra, sobre la realidad de los propios hechos. Relacionadas con los toros escribió otra dos novelas "Toros y Cañas" y "El mocito de la Fuentecilla'', publicada en La Lidia en 1884. Si no podemos ensalzarle como historiador tenemos que agradecerle el haber puesto su talento literario al servicio de su aficiones taurinas con frases como ésta: ¿"Y quién duda, ni ha podido dudar, que las corridas de toros eran, son y serán el mayor enaltecimiento de nuestra Patria"?. Así de exaltada era la afición de este prolífico autor que triunfó en el mundo las letras con más de cien novelas y más de veinte obras de teatro, amén de sus poesías, cuando paseaban, también, sus triunfos en los ruedos: "El Gordito", "Bocanegra", "Lagartijo", "Frascuelo", "Currito", "Cara-ancha", y otros.

Murió, como hemos dicho, en Madrid, en la más triste miseria, después de haber ganado, según confección propia, más de un millón de pesetas de aquellos tiempos, y de haber contado, como secretario, en sus últimos días, al gran novelista Blasco Ibáñez.

D. José Epila Simón "Latiguillo".-


D. José Epila Simón. "Latiguillo".

Nace este valenciano de pro, insigne humorista, entusiasta divulgador de las tradiciones costumbristas de su tierra y del movimiento literario valenciano, allá por los años de 1868.

No fue nuestro personaje un periodista con aspiraciones políticas que le llevarán a los foros provinciales o nacionales, como tantos otros de los escritores que han pasado por estas páginas. Su otra afición, además de puramente literaria fue, en su caso, la cinemática.

Hombre especialmente dotado para la literatura, comenzó su andadura periodística en el prestigioso periódico Las Provincias, en cuya redacción ingresó cuando apenas contaba los veinticinco años.

Antes de adentrarnos en su biografía taurófila permítaseme unas breves líneas sobre esa afición cinegética a la que hemos hecho referencia. Los escritos relacionados con la caza tuvieron en su pluma una altura propia del más consumado conocedor y amante de este arte, como solía repetir en su artículos. El seudónimo de Juan Palomo, con el cual firmaba los trabajo periodísticos relacionados con la caza, deja entrever un trasfondo entre humorístico y gastronómico propio de su vivo ingenio y singular gracejo. Sin embargo fue en el terreno de la Fiesta de los toros, y como autor dramático, dónde adquirió toda su popularidad. El seudónimo de “Latiguillo” tenía detrás, en sus artículos taurinos a un Epila Simón, pleno de facultades literarias. A un Epila Simón, en definitiva conocedor profundo del toreo. Para los buenos aficionados “Latiguillo” significaba gracia y amenidad en la exposición, independencia en el juicio y acierto en la crítica imparcial de la faenas que habían ejecutado en la plaza los maestros. Solo la modestia que le caracterizaba y una salud precaria que le acompañó la mayor parte de su vida impidieron un desenvolvimiento mayor de todas sus actividades, más allá del entorno de su Valencia natal. Al margen de su cientos y cientos de artículos taurinos, como autor dramático estrenó entre otras: Ojo por Ojo, Rojo y Verde. ¿Quién es el muerto? El buque nacional etcétera.

Su reputación y prestigio como periodista le llevaron a presidir la Asociación de La Prensa de Valencia desde 1922 hasta su muerte en el siguiente año 1923.

D. Emilio Sánchez Pastor.

"Paco Media Luna".-


D. Emilio Sánchez Pastor. "Paco Media Luna".

Nace D. Emilio en Madrid, en los albores de 1851. Concretamente el día 7 de enero y como la mayoría de los escritores, las aficiones literarias coinciden con sus apariencias políticas. Estamos, una vez más, ante un periodista, autor dramático y notable político. Como periodista y revistero taurino, furibundo "frascuelista", con el seudónimo de "Paco Media Luna" se inició en las crónicas taurinas comentando, en las páginas de la Revista El Toreo las corridas de toros que se daban en la Corte, cuando volvió la Revista a publicarse con una nueva Redacción, el 3 de marzo de 1875, después de una suspensión gubernativa había transcurrido cinco meses. Quizá, por esa condición de político en activo intentó siempre ocultar y, a veces, negar abiertamente que tras ese seudónimo, se ocultaba el Diputado liberal, Subsecretario de la Gobernación, Senador, Director de la Caja de Depósitos…Emilio Sánchez Pastor. Y es que, aunque debe reconocérsele, el talento especial y una gran sensatez en todas estas facetas político-sociales, en el campo de los toros, su entusiasmo por "Frascuelo" sólo podía compararse con su no menos apasionado "antilagartijismo". En sus crónicas taurinas, ahí perdía, esa ecuanimidad de la que hacía gala en todas y cada una de las demás que con tanta maestría, abordaba con su pluma fácil y unánimemente aplaudida. No podía ocultar su tendencia, minusvalorar los éxitos de "Lagartijo", a la vez que resaltaba con indisimulado fervor las faenas de " Frascuelo", sobre todo, o de "Cara-ancha". Este evidente partidismo no impidió que la generalidad de sus crónicas tuvieran toda la hondura y precisión de detalles que su excepcional talento dejaba traslucir en todos los temas que tocaba su pluma, aunque en este caso, tengamos que repetir, que no podemos suscribirlas como rigurosamente( imparciales.

Siguiendo en el campo de la literatura genuinamente taurina, señalar que D. Emilio Sánchez Pastor en La Iberia escribió revistas de toros que firmaba con el seudónimo de "El Tío". En el año 1883 publicó un libro de apenas 192 páginas, que tituló "Diccionario Cómico Taurino", en el que repasa, con sorprendente humorismo, las principales palabras que componen la especial jerga taurina. Y en 1886 dio a la luz el Anuario del toreo de 1885, prologado por D. José Sánchez Neira, a quien había dedicado ya su Diccionario.

Curiosamente este hombre a quien unánimemente se le reconoce una gran sensatez y mejor ecuanimidad en toda su trayectoria política y literaria, en esta faceta de la tauromaquia no podemos auparle a las mismas cotas de alabanza y aplauso en cuanto a su mesura e imparcialidad. Llegando incluso cuando abandona su labor de revistero El Toreo, a escribir, desde las páginas de La Vanguardia, periódico considerado como francamente taurófobo algunas frases despectivas sobre las corridas de toros, ¡Él que había llenado de elogios y poesía, durante tantos años, las crónicas de la Fiesta!...

No podemos, sin embargo, acabar este apretado resumen de su biografía sin resaltar su hondo sabor periodístico en distintos campos, y paralelamente su prolífica creación teatral en la que sobresale su fina vis cómica, en obras que pueden encuadrarse entre las mejores y más aplaudidas del llamado género chico. Recordar, a este propósito, dentro de su vastísima producción dramática su obra señera "El Tambor de Granaderos" y, dentro del tema taurino, la titulada “El primer reserva”. “.

D. José María Aparici “Teorías”.-


D. José María Aparici. "Teorías".

Otro notable escritor valenciano viene hoy a nuestras páginas. Hombre serio y amigo de sus amigos, fue tipógrafo de profesión, que desempeñó hasta su muerte acaecida el 7 de febrero de 1918.

En 1892 dio comienzo a la publicación de su Semanario "El Taurino", que no solamente redactaba en casi su integridad, sino que componía también en su calidad de tipógrafo.

Desde estas páginas se granjeó una gran popularidad en toda España, y su autoridad, en asuntos taurinos, fue indiscutible.

La brevedad de nuestras reseñas nos obliga, como casi siempre, a recoger en una apretada síntesis estos valores, espigando en la notoriedad de algunas destacadas anécdotas, o consabidas polémicas.

Frascuelista destacado, se enfrentó, en buena lid, a "Lagartijo". En un artículo polémico Teorías se atreve a recomendar al diestro de Córdoba que se retire de los toros, por falta de facultades, señalando que había otro matador capaz de competir con él. Rafael Molina, le reta a que de públicamente su nombre, para enfrentarse a él, mano a mano en el ruedo. La expectación era grande, ya que "Frascuelo", su gran ídolo, se había retirado. Todos esperaban con interés, la respuesta de Teorías, y éste, con un quiebro habilísimo, descubre finalmente el esperado adversario capaz de eclipsar al maestro "Lagartijo": Éste no es otro que el propio Rafael Molina Sánchez, pero mucho más joven, cuando estaba en plenitud de facultades,

No podemos dejar de aludir, siquiera sea muy brevemente, a su alineamiento a favor del malogrado torero de su tierra Julio Aparici Pascual, conocido popularmente como "Fabrilo". Torero éste, de más valor que conocimientos, que suscitó, sobre todo entre sus paisanos, encendidas polémicas, a las cuales no fueron ajenas sus campañas en pro del infortunado torero.

Esta vehemencia se traslucía en su estilo lacónico, seco y punzante, que afectó e hirió a muchos de los diestros de su época. Llegando a cuestionar durante algún tiempo al propio "Joselito", aunque no tuviera más remedio que rendirse finalmente, reconociendo su superioridad, sobre todos lo demás toreros.

Colaboró en El Toreo y en El Quiebro que dirigió y fundó en 1880 y, en su última etapa, en El Duende Taurino.

Sus alineamientos y su estilo siempre apasionado no fueron obstáculo para que disfrutara de grandes y numerosas simpatías.

D. Antonio Ibáñez González.-


D. Antonio Ibáñez González.

Sí, como es costumbre, hubiéramos de añadir a este nombre un seudónimo tendríamos que ponerle: “Paco Medina Luna”. Seudónimo que ya conocemos, por haberlo traído a nuestros comentarios cuando hicimos la reseña de don Emilio Sánchez Pastor.

Fue éste quien inició y popularizó, como revistero taurino, este nombre en el Semanario taurino El Toreo.

Y es que el Semanario se apropió la firma de Paco Medina Luna para que los comentaristas de toros, que habían de sucederle, siguieran firmando así sus colaboraciones.

Nació D. Antonio en Murcia, en el año 1850, y allí cursó los estudios de Filosofía y Letras. Con solo veintiún años dio comienzo a sus crónicas taurinas en la publicación que, en su ciudad, se llamaba Murcia Taurina. Pero su verdadera dedicación, durante esta primera parte de su vida, primero en Murcia y más tarde en Cartagena, estuvo influenciada por su ideas republicanas. Fue director del semanario El Fin del Mundo y de los diarios El Avisador, La Opinión, y El Amigo de Cartagena, aunque, con el seudónimo de Zeñiba, siguió adentrándose en nuestro mundo de los toros, como corresponsal, en su tierra, del periódico madrileño Boletín de Loterías y de Toros. Al fijar más tarde su residencia en Madrid, fiel a su republicanismo, fue redactor o colaborador en numerosas publicaciones de esta naturaleza. La Gaceta Universal, La Patria, etc.

Dejada posteriormente a un lado esta fiebre política, o controlada al menos, terminó dedicándose preferentemente a su labor de escritor taurino, ingresando en la redacción de El Toreo, y firmando su crónicas, como hemos dicho, con el seudónimo Paco Media Luna.

Fue, en esta faceta, mucho menos impulsivo que en la política. No encontramos en sus reseñas ni apasionados elogios ni agresivas censuras. Con cuidada literatura, aunque sin demasiado alardes, se limitaba describir, con amenidad, pormenores y detalles de la fiesta sin dejar traslucir demasiado sus propias apreciaciones personales.

Esta moderación, poco común en los “cronistas” de la época, proclives siempre al apasionamiento y a la simpatía y adhesiones excluyentes de las distinta figuras del toreo, y alentadores, las más de las veces, de las encontradas banderías, unida a la utilización de un seudónimo que usufructuaron con él, varios revisteros en las páginas del repetido semanario, hizo que su personalidad no tuviese, quizá el renombre al cual se había hecho, sin duda, acreedor por sus cualidades literarias y conocimientos taurinos.

Cualidades y conocimientos que nos han llevado a incluirle dentro de la nómina destacada de los escritores taurinos del siglo XIX.

Su muerte tuvo lugar en el año 1913.

D. Juan Corrales y Mateos (El Bachiller Tauromaquia)


D. Juan Corrales  y Mateos. "El Bachiller Tauromaquia".


Traemos hoy a nuestra sección de “Escritores taurinos del siglo XIX”, a D Juan Corrales y Mateos “El Bachiller Tauromaquia”, por haber escrito dos libros sobre nuestra fiesta.

No es ciertamente Corrales y Mateos un literato tan brillante como tantos otros que han pasado por éstas mismas páginas. Ni fue tan poco un destacado político, metido en el mundillo de los toros, como hemos reseñado, también, en la breve semblanza de muchos de ellos. Aunque se aprecien pistas, suficientemente significativas de su ideología, cuando escribe en uno de sus libros: “En este espectáculo es donde la multitud, relevada de las opresoras etiquetas sociales, respira con franqueza el aura benéfica de la libertad”. Escrito en unos momentos (1856) en los cuales el duro enfrentamiento y posterior censura O’Donnell dieron origen a sangrientos y luctuosos sucesos revolucionarios. Pero no es nuestro propósito significar si fue un progresista puro, un demócrata al uso, sino dejar constancia de que fue un destacado taurófilo y, como tal, merecedor de incluirle en la nómina de escritores relevantes de ese siglo XIX.

Dos son las obras importantes que se conoce de “El Bachiller Tauromaquia”: “El porqué de los toros y el arte de torear a pie y a caballo” y “Los toros españoles y tauromaquia completa”. La primera editada en La Habana, en 1853, donde residía por aquel entonces, y la segunda en Madrid en 1856.

En realidad el segundo de sus libros es considerado como una reedición del primero, con escasas aportaciones a lo que ya había escrito en aquel, editado como hemos dicho, durante su estancia en La Habana.

Su contenido, muy esquemático, responde al siguiente sumario: Unas palabras de presentación, en las que pone un punto de humor al justificar por qué ha decidido “escribir de cuernos”. Después recoge algunos de los tópicos de la época, sobre la fiesta de los toros, sin que sea capaz de poner luz crítica en la verdad histórica de los mismos. Recoge también las reglas de Pepe-Hillo y Montes relativas al arte de torear a pie y a caballo, con anotaciones sobre antigua suerte del toreo mejicano. Pasa luego a incluir un reglamento de toros y concluye con una descripción de las fiestas reales de toros y la recopilación de un vocabulario taurino.

Su estilo prolijo le hace, con frecuencia, ser un escritor un tanto oscuro, aunque debamos admitir que su indudable afición y su innegables conocimientos puedan aportar, en muchos casos, ideas y opiniones de estimable valor.

Reproducimos, para terminar, un párrafo que resume, en tono ciertamente apologético, su pensamiento sobre la fiesta de los toros: “Ningún espectáculo público podrá hallarse que cuente con timbres más gloriosos que las corridas de toros, ni que más haya halagado, en todas las épocas, a las tres jerarquías que forman ese cuerpo moral, heterogéneo, que llamamos sociedad”.

D. José Sánchez de Neira.-


D. José Sánchez de Neira.

Nace don José Sánchez de Neira en Madrid, en 1833. Cursa allí sus estudios de Derecho, y muere en la capital de España el año 1893.

Si tuviéramos que resumir en unas pocas líneas su biografía, relacionada con el mundo de los toros, diríamos que fue un gran aficionado de nuestra fiesta… Que, sobre ella, escribió numerosísimos artículos y folletos… Al igual que varios libros muy conocidos sobre el mismo tema. Y concluiríamos esa semblanza diciendo que, si no fuese un escritor literariamente muy notable, sí tuvo, como entendido en la materia, un extraordinario éxito popular.

Pero dejaríamos, si nos parásemos ahí, un vacío muy importante, en el conocimiento de un hombre cuya fama sobrepasó, tal vez, sus verdaderos méritos, en el entorno y a la luz de una época en las investigaciones en el campo de la historia de la fiesta brava no preocupaban demasiado. Buen ejemplo tenemos de esto en historiadores como Bedoya, Velázquez y Sánchez, en cuyas páginas no es precisamente la depuración de los datos lo que más brilla. Sin embargo, con todos los posibles errores, involucraciones y anacronismos, nadie podrá asomarse a esa Historia, y a la ciencia taurina en general, sin tener como fuente obligada de lectura lo escrito por don José Sánchez de Neira. Su primer libro al margen de sus artículos y folletos, como queda dicho, lo escribió cuando sobrepasaba ya los cincuenta años. Lo titula El Torero, y se publica en forma de diccionario en dos volúmenes, con más de 500 páginas cada uno. Posteriormente, en 1884, ve la luz “Los toreros de antaño y de hogaño”, en el cual, como se deduce del propio título, hace un paragón entre las virtudes y los defectos de unos y otros.

Y ya entre 1896 y 1897 aparece, en forma de cuadernillos, su “Gran Diccionario Taurómaco” que ha de considerarse como una ampliación cronológica de su anterior libro El Torero.

Aunque tengamos que repetirnos, señalar que fue un escritor verdaderamente fecundo, y que fue esa fecundidad la que le hizo gozar de una aureola de popularidad como muy pocos consiguieron en ese siglo, en el cual, como venimos viendo en estas páginas, encontramos muchos y buenos escritores taurinos de mérito.

Como crítico, su pasión por “Frascuelo” le impidió valorar, en toda su grandeza, a figuras como “Lagartijo” y “Guerrita”, entre otros.

Su estilo se asienta en un excesivo dogmatismo que le impide apreciar con imparcialidad los valores de todos aquellos que no aparecían en su nómina reducida y estrecha de “buenos” y ya hemos visto que buenos prácticamente, solo había uno “Frascuelo”

Esto, volvemos a repetir, no ha impedido que su nombre ocupe un lugar preeminente entre tantos y tantos que han escrito sobre nuestra fiesta, siquiera sea por el entusiasmo que puso en la de divulgación y defensa de un espectáculo que obliga siempre a una formidable labor de contraste y, la más de las veces, de encontrados antagonismos, más viscerales y voluntaristas que propiamente científicos.

Y decir, para terminar, que aparecieron artículos suyos en casi todas las publicaciones taurinas de la época, destacando sobre todas, su colaboraciones en La Lidia. Y que le sorprendió la muerte siendo crítico taurino de Sol y Sombra.



Antonio Rodríguez Salido. –

Compositor y letrista.-

Escalera del Éxito 176.-


Jose Luis Cuevas

Montaje y Editos 

Escalera del Éxito 254.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario