ALGÚN RENGLÓN INACABADO
No se cansó de vivir, se fue
como se van los campos en verano,
en silencio, dejándonos el grano,
como Domingo, dejándose para después.
Nunca olvidaré el tiempo regalado,
tu puerta abierta y tu clara divisa,
El Señor te llamó con tanta prisa
que dejaste algún renglón inacabado.
De aquel árbol frondoso, ya el viento
desnudó de verdor sus firmes ramas
dejando sin abrigo a sus criaturas;
Un metro de sol y este azul lamento
me guiarán con su luz a donde vayas,
anunciando al alba el fin de esta amargura.
F. Ángel Olmo
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