PARA PACO ASENSIO
Ha fallecido el torero cordobés Paco Asensio. Lo conocí cuando éramos jóvenes. Había entonces en Córdoba y en España entera una fiebre taurina desatada por El Cordobés como no se había conocido antes, y en Córdoba incrementada por los triunfos de José María Montilla, de Palmeño, de Zurito, de El Pireo, de El Puri, de Fernando Tortosa, de Rafael Cruz Conde y de otros más, lo que hacía que en cada zona de la ciudad hubiera media docena de jóvenes que querían ser toreros, y miles en toda España.
Los de Córdoba pertenecían a todas las clases sociales, desde los conocidos como "maletillas" - a los de Madrid para arriba se les llamaba "capas", de los cuales, en nuestra ciudad el más conocido era "El Mistela"-, hasta los de la mejor sociedad, representados en Córdoba por los aspirantes de la familia Cruz Conde nietos de Machaquito. Y por su parte, cada dinastía taurina - los Zurito, los Sánchez, los Saco, los Fuentes... - tenía descendientes aspirantes a toreros. La mayoría de esos aspirantes, con la la única colaboración con la que contaban era la de la fe en sí mismos, la fantasía del triunfo en su imaginación y un romanticismo exacerbado, porque lo que sentían no era afición, era amor por el toro.
Uno de aquellos adolescentes, era Paco Asensio. Yo asistía a veces al lugar de entrenamiento, un llano con encinas detrás del Colegio de La Salle, conocido como "el Llano de los Toreros" o "el Cerro de los Locos". Cuando te ibas acercando escuchabas la voz de los que ya estaban toreando de salón: "Mira toro, já toro!".Porque el entrenamiento en aquel llano consistía en subir hasta allí andando todo cuesta arriba, torear de salón y jugar después un partido de fútbol. Pero lo mejor era que como allí subían también matadores de toros, novilleros y banderilleros, era el lugar donde poder ir introduciendose en la profesión. El ser admitido en el grupo ya era adquirir un estatus dentro del gremio: el de "afisionao". Pues en esa etapa conocí a Paco Asensio, que ya demostraba su calidad, tal como Alfonso Castillero, Pereita, Artemio Calerito,
Domingo Acedo, Platerito, Rafalin Reyes "Niño de las Monjas" y muchos más.
En aquella época, lo que ahora se llamarían "clases prácticas", consistían en presentarse por libre en un tentadero, fiesta campera, capea, encierro, fiestas de colegio y hasta de cuartel militar: en cualquier lugar donde se pudiera dar un muletazo. Los encierros y capeas del norte de la provincia de Córdoba eran palabras mayores, porque se corrían vacas grandes a las que se llamaba "funas", que vistas de cerca daban respeto.
Los más valientes se iban los inviernos a Salamanca, al Campo Charro, pero no traian buenos resultados. Recuerdo hoy la personalidad toreando de Paco Asensio, el cual por su seriedad evocaba el toreo castellano, la clase de Pereita, la finura de Angelin, el estilo de Platerito, la afición de Ignacio Cruz Conde, la casta de Mistela y de Rafael Espino "El Pino", la torería de Paquito Tortosa... Me emociona recordarlos porque aquel ambiente era semejante al que vivió Juan Belmonte en sus comienzos, según el famoso libro de Chaves Nogales.
Todos estos recuerdos, querido Paco Asensio, me los evoca tu amistad. Las fotos que acompañan el texto demuestran que no miento si hablo de tu esplendido toreo artístico y de tu valor . Y cuando al fin vestiste de luces, destacaban tu serenidad y tu temple y la verdad de tus muletazo. Y ya con picadores, te presentaste en Madrid en la plaza de Vista Alegre, denominada "la antesala de Las Ventas". Así lo fue para tan gran figura como El Viti. Lo fue también para Palmeño y para El Puri.
La presentacion de Paco Asensio ante el público de la capital de España fue rotunda: dos orejas en un novillo, causando sensación Repitió en la misma plaza en cinco ocasiones, siempre triunfando. Quedaba Paco Asensio muy bien situado para las siguientes temporadas, pero los contratos cayeron sin explicación lógica.
Recibió una cornada en Córdoba. Más adelante, Gabriel Zurito y Fernando Tortosa le otorgaron una alternativa sin exito en la Costa del Sol.
Pero Paco Asensio fue un torero de gran calidad, uno de los miembros de la que yo denomino muy a la americana "la Generación Perdida", porque eran muy buenos toreros y mejores personas, y sin embargo, no alcanzaron el éxito esperable. Yo los recuerdo cuando paso por la Calle Morería esquina Marqués de Boil. Allí se reunían los aspirantes a con los taurinos. Allí se "orientaban" de tentaderos y festejos menores, y aunque Paco no fuera de los más asiduos, allí fue donde lo traté. Y hoy, su recuerdo me ha traído el de todos los componentes de aquella generación que se perdió. Pero fue una época en la que los toreros que empezaban eran felices, porque tenían fe en sí mismos, esperanza en el triunfo y amistad como lazo de unión entre ellos. En aquel entonces, el triunfo era rápido o no lo era. Por lo injustamente tratada que fue aquella generación, Paco, este reportaje lo hemos escrito entre los dos, porque con tu desaparición se me han aparecido los recuerdos de una época de la ciudad de Córdoba y de una generación de toreros que se perdió completamente. Pero... qué buenos toreros erais!
Va por tí y por tu familia, Paco.
José María Portillo Fabra,
de la Tertulia El Castoreño y del Círculo Taurino de Córdoba
José Luis Cuevas
Maquetador y Editor
CINCO FOTOS DE PACO ASENSIO QUE SON CINCO LECCIONES DE TAUROMAQUIA
La figura erguida, pasándose el toro cerquísima, la mano baja, el mentón hundido siguiendo con los ojos la embestida, mirando el mismo trozo de muleta que está mirando el toro. Eso es cargar la suerte, es decir, hacerla mas profunda, y luego la estocada en todo lo alto colgado de los pitones. Paco, me gustaría poder hablar contigo para que me explicaras cómo era posible que torearas tan bien.






Mi padre, que tanto le ayudó dentro de sus posibilidades, lo puso en manos del Pipo, pero se cruzó en ésa casa con José Fuentes y Curro Vázquez y fueron los preferidos.
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