domingo, 17 de mayo de 2015

  LA  CERCA Y  LA CASA  DE  LAGARTIJO



         Para realizar la cerca de la finca de Rabanales, que resultaba de la agrupación de varias hazas, propiedad de Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, el 18 de febrero de 1887, se convino ante notario lo siguiente:


       …”D. Manuel Casana y Luque, vende las piedras de las canteras  
situadas en el pago de Mirabuenos y llamado del Brillante, para cercar el cortijo propiedad de Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, llamado Campiñuela Nueva, cerca del arroyo de Rabanales. Precio de la piedra, que de ambas canteras, necesitará  el Rafael Molina para cercar el referido cortijo, sería el de 22.500 reales vellón. La cerca tendrá espesor de medio metro, de altura dos, y una tercia de piedra formará el cimiento. La mencionada cerca, comprenderá todo el terreno del referido cortijo, exceptuando el Arroyo de Rabanales hasta el puente del ferrocarril, excluyendo también una haza de tierra calma, propiedad de don Joaquín Chaparro, si no la adquiere el Molina, durante la construcción de la misma cerca”…

         Después se matizan los puntos límites,  y se compromete el señor Casana, en  virtud de tal documento, a disponer diariamente de ocho carretadas de piedra.     
         Así  pues, la dehesa se encontraría cercada concienzudamente, dando trabajo a una cantidad importante de cordobeses en paro. No hay que olvidar que dos años atrás -1885 -, Córdoba sufrió el azote de una epidemia de cólera, circunstancia que sumó más problemas a las carencias y pobreza ya existente.
El cercado definitivo, agrupaba a las siguientes parcelas:”Huerta Nueva de Santa Ana”, haza de las “Alberguillas”, pago de “Los Ciegos”, “Cruz de Hierro, y “Moyano” o “Campiñuela Baja”. Las tres primeras,  figuraban en la herencia de Rafael Romero Renedo –esposa de “Lagartijo”-, que testó el 31 de mayo de 1882, y fallece el 12 del  siguiente mes.
         El 9 de diciembre de diciembre de 1892, la propiedad del cortijo de Rabanales, pasó a manos de un amigo del primer califa, llamado Ramón García García, mediante documento notarial que rubricó el señor García del Castillo. El compromiso se había gestado previamente de forma verbal, entre los interesados,  tomando un sencillo café  en los bajos del histórico Hotel Suizo de las Tendillas.    
         Dentro de la dehesa se encontraba una casa de campo, que inicialmente fue de una planta, como se puede comprobar en un dibujo,  que de la misma,  apareció en la revista Blanco y Negro. En 1920 se reformó, añadiéndole otra planta y actualizando la fachada. Esta presentación se ha mantenido, hasta que hace unas fechas hemos conocido que se ha derrumbado. ¡Una pena!, con el sabor que su presencia y visión desde el entorno,  ha dejado entre los cordobeses. La parte de atrás, es decir su placita de tientas, al menos hasta 1995, se encontraba intacta. Fue un gozo, cuando haciendo un reportaje, pude tocar las mismas barandas que sirvieron de asidero para “Lagartijo”, “Guerrita”, “Torerito”, etc.
         Lamentablemente, esta construcción, tan entrañable y popular, ha dejado de serlo, en un corto periodo de tiempo,  destruido en lo que a la arquitectura se refiere, y muy dañado en el aspecto sentimental. Se puede rehacer, es posible y a lo mejor hasta probable, que se levante la casa con un aspecto similar, sí, es probable,  pero nunca será lo mismo.                                                       
                                                                                                                                                                                                                             





Francisco Bravo Antibón
                                                                                    
                                                                           

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