ANTAGONISTAS PERPETUOS
El objetivo de los antitaurinos está claro que es hacer el mayor daño posible al mundo de los toros y mantener su discurso demagógico todo lo que puedan, para justificar su existencia y las recompensas económicas de sus mecenas recibidas por ello. No buscan una solución pactada entre ambas partes, sino que su fin primordial es convertirse en nuestros antagonistas perpetuos. El respeto y la convivencia con nosotros los taurinos son dos principios que les han importado y les importan un pimiento. Viven del enfrentamiento y la lucha indefinida y sin sentido. Necesitan un 'malo', como todos los 'antis', para así tener a su enemigo machacado todo lo que puedan, pero sin buscar nunca ningún tipo de solución lógica, racional, pacífica y sensata para resolver nuestras diferencias de opinión, criterios y valores.
Otra prueba de todo esto es la presentación de su nueva Iniciativa Legislativa Popular (ILP), que entró la semana pasada en la Mesa de de la Cámara del Congreso de los Diputados, para derogar la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, que considera a la Tauromaquia como Patrimonio Cultural de los españoles. Es decir, quieren censurarla a la fuerza y sin ningún tipo de razones lógicas y justas. Y digo yo, si lo que piden es la abolición total de nuestro milenario rito y legendario arte, por qué se entretienen ahora en hacerle daño demandando que pierda una calificación, valoración y distinción social más que merecida. Entonces, es que admiten que el toreo puede seguir existiendo, pero sin esta consideración. La conclusión es que sólo piensan perjudicarnos, enfrentarnos, aumentar nuestras discrepancias y mantener sine die una confrontación que ellos crearon hace ya muchísimos años, porque son a los únicos que les interesa.
Esta mafiosa, farisea e hipócrita propuesta legislativa, que será votada en el Parlamento de España a partir de enero de 2026, pretende modificar también la Ley 10/2016, de 26 de mayo, para que la Tauromaquia no llegue tampoco a ser considerada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo que eliminaría toda la ayuda, el blindaje y la protección por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Además, suprimiría dos textos al respecto de la reciente Ley 10/2025, de 26 de mayo, que es la que apoya que el toreo alcance una mayor consideración y protección de los organismos internacionales y de nuestra Constitución de 1978. Quieren dejar aislada y en 'paños menores' a una gran y fundamental parte de la riqueza cultural mediterránea y de la historia de nuestra civilización.
¿Por qué no nos dejarán en paz? ¿Por qué no intentarán hacer cada vez más adeptos con hechos y no con puñaladas traperas? Si quieren acabar con la Tauromaquia, dedíquense a convencer más a la población de ello, que a utilizar recursos traicioneros, basados en el apoyo de fuerzas políticas que no tendrán problemas muchísimos más graves en nuestro país que ocuparse de atacar, discutir y hacer demagogia y populismo sobre la idoneidad o no del toreo. Claro, que esto es más fácil que ocuparse de verdad en defender a los españoles más débiles y necesitados ante los intereses de los poderosos, que además son quiénes financian a estos 'progres' de fachada y boquilla, pero cobardes y traidores con todos los españoles, incluidos sus votantes.
Esta iniciativa es un claro ataque totalitario a la libertad cultural y un grave riesgo para el modelo de convivencia democrática en España, como bien indica en un comunicado la Fundación del Toro de Lidia (FTL). "Sus promotores pretenden sembrar la semilla de la cizaña y la división en cada territorio", subraya el presidente de esta entidad y afamado ganadero, Victorino Martín. Los poderes públicos tienen la obligación de conservar y promover todas las manifestaciones culturales, tanto las mayoritarias como las minoritarias; las que les gustan a algunos y a otros incomodan, y viceversa. No sólo deben defender las que les interese a unos pocos o a un sector de la población. La Tauromaquia es una realidad cultural indudable desde el inicio de los tiempos.
Qué opinarían de la actitud de estos antitaurinos, progresistas de verdad como García Lorca, Rafael Alberti, Ignacio Sánchez Mejías, Orson Welles o García Márquez, si pudieran levantar la cabeza. Cómo dijo no hace mucho tiempo el cantautor jiennense Joaquín Sabina, que tampoco de 'facha' o 'carca' tiene nada de nada, sino todo lo contrario, "que nos dejen ya de una vez por todas de tocar los cojones". O los ovarios, qué más da.
Antonio Cepedello
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